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Katia leyendo. Balthus |
No existe mayor placer en la vida
Katia, que espiarte
en las tardes de los sábados
cuando en tu cuarto lees solitaria
ese libro de pastas amarillas.
Por cada página que pasas
deslizas como un gato angora
las plantas de tus pies sobre la alfombra,
mientras tus piernas que suben
que bajan que se encogen que se estiran
van descorriendo poco a poco tu falda,
milímetro a milímetro,
hasta aproximarse peligrosamente a tu sexo,
a tu bahía secreta, a tu pócima mágica,
a tu jardín incluso por ti desconocido.
No existe otro placer en la vida
como éste, Katia, de los sábados
cuando espiándote detrás de una pared
esperamos el momento en que reconozcas
que la edad de la inocencia
ha llegado a su fin,
que por todo tu cuerpo una serpiente
te ofrece la más tentadora de las manzanas
y decidas entonces desnudarte y descubrir
con tus dedos y ante nuestros ojos
esa llama oculta que arde de deseo,
y mires desafiante con pavor y placer
el mundo al que ahora perteneces.
(del poemario "Colección privada" Ed: Visor)