No por rencor le doy la espalda al mundo
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y lo ignoro. Me trajo aquí una sed
de espacios sin final. Venid y ved
el mar de blancas nubes donde hundo
mi cayado, venid y al cuadro entrad.
No hay vida aquí, pero tampoco muerte,
destino o movimiento, tiempo o suerte;
no hay hoy ni ayer, sino una inmensidad
sin término ni curso ni comienzo.
Aun dando un paso al frente no caeréis
en el nuboso abismo; os perderéis
en el revés oscuro de este lienzo
como mucho. Y acaso alguna mano
del museo se pose en vuestro hombro
reclamándoos; tanto es el asombro
de estar aquí, que llamará en vano.
Cruzad ese cordón de terciopelo;
por la escondida senda pincelada
subid al promontorio, y sienta cada
uno, bajo sus pies, el vasto cielo.
Poema inédito
Cuadro: "Caminante en un mar de nubes", de Caspar David Friedrich.