Ella me está esperando en el British Museum
y trata de localizarme entre los cinco millones de visitantes
que este año recorrerán sus salas.
Aunque ya han transcurrido 2.500 años, somos idénticos:
ella creía en la Vida después de la Muerte ,
pensaba que su alma viajaría al Más Allá,
y, como yo, se preparó para ello.
Tumbado en una cómoda hamaca, muerto en vida,
mi cuerpo recibe la brisa del Mediterráneo
(mi cerebro ya en desuso con sus órganos internos maltratados)
y me envuelvo en un mejunje de cremas solares.
El corazón me lo porto en una revista semanal
que alberga sentimientos, conciencia y vida.
Torrefactado y rellenado de papas fritas,
voy vestido con un meyba morado
y en mi cuerpo se aprecian amuletos
y tatuajes con texto del Libro de los Muertos.
Sobre mi pecho cuelga una Virgen del Carmen
y las imágenes de los cuatro Jinetes del Apocalipsis
(dioses protectores de mis órganos internos).
Me cubro la cabeza con un pañuelo pirata
y un cuidador de playa me recita
las fórmulas de encantamiento:
“te ponemos el perfume del Este,
para hacer perfecto tu olor
y poder seguir el olfato de Dios
te traemos los líquidos que vienen de Ra,
para hacer perfecto tu olor
en la sala del Juicio Final”.
¡Y me has reconocido en cuanto he entrado!
Perpleja movías la cabeza en tu vitrina del British,
expuesta a todas las miradas, casi desnuda;
antes, violada por los asaltantes de tumbas,
y ahora, encerrada en este cubículo de cristal.
Me has reconocido en cuanto he entrado.
Nervioso te buscaba entre las miles de momias
y ahora sé que eras tú la Diosa
que el horóscopo me anunciaba
que encontraría en un lugar lejano y multitudinario.
Yo también aspiro a la Eternidad
y sueño con la Vida después de la Muerte ;
mi vida ha sido un proceso de momificación
y ahora, al encontrarte, Mi Amor,
esperándome desde hace 2.500 años,
sé que estaremos unidos para siempre.
10 euros, Ryanair,
transbordo en el British Museum
y viajes al Más Allá.
Disponibilidad según temporada.
Extra costes de acuerdo a contrato.