LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

LA DIVINA COMEDIA - INFIERNO. CANTO V (Dante Alighieri)





INFIERNO. CANTO V

Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)



















Bajé desde el primero hasta el segundo
círculo, que menor trecho ceñía                                            (v.2)
mas dolor, que me apiada, más profundo.


Sandro Botticelli  (1445-1510)






















Minos horriblemente allí gruñía:                                           (v.4)
examina las culpas a la entrada
y juzga y manda al tiempo que se lía.

Digo que cuando el alma malhadada
llega ante él, confiesa de inmediato,
y él, que tiene del mal ciencia acabada,

ve el lugar infernal de su reato;
tantas veces el rabo al cuerpo envuelve
cual grados bajará por su mandato.


Gustave Dore (1832 -1883)


























Allí multitud de almas se revuelve;
una tras otra a juicio van pasando;
dicen y oyen, y abajo las devuelve.

«¡Oh tú que al triste hospicio estás llegando»,
dijo al fijarse en la presencia mía,
el importante oficio abandonando,

«ve cómo entras y en quién tu alma confía;
no te engañe la anchura de la entrada!...»
«¿Por qué así gritas?», replicó mi guía;

«no impedir quieras su fatal jornada:
así se quiso allá donde es posible
lo que se quiere, y no preguntes nada.»

Ahora empieza mi oído a ser sensible
a las dolientes notas, ahora llego
donde me alcanza un llanto incontenible.

Gustave Dore (1832 -1883)
































En lugar de luz mudo me vi luego,
que mugía cual mar tempestuosa
a la que un viento adverso embiste ciego.

La borrasca infernal que no reposa,
rapazmente a las almas encamina:
volviendo y golpeando las acosa.


Gustave Dore (1832 -1883)

























Cuando llegan delante de la ruina,                                       (v.34)
son los gritos, el llanto y el lamento;
allí maldicen la virtud divina.

Entendí que merecen tal tormento
aquellos pecadores que, carnales,
someten la razón al sentimiento.
Barbieri




















Cual estorninos, que en los invernales
tiempos vuelan unidos en bandada,
acá, allá, acullá, por vendavales

la turba de almas malas es llevada,
sin esperanza -que les preste aliento-
de descanso o de pena aminorada.

Gaetano Previati ( 1852 - 1920)





























Y cual grullas que cantan su lamento,
formando por los aires larga hilera,
se acercaron así, con triste acento,

sombras que aquel castigo allí trajera;
dije entonces: «Maestro, ¿quiénes son
víctimas de este viento?» «La primera

de estas almas, que ves, de perdición»,
me respondió, «la emperatriz ha sido
de muchas hablas de distinto son.

Presa de la lujuria, ha confundido
la libido y lo lícito en su ley
por huir del reproche merecido:

Semíramis se llama; fue del rey                                           (v.60)
Nino la sucesora, y fue su esposa,
donde se asienta del sultán la grey.

La otra al suicidio se entregó amorosa
y las siqueas cenizas traicionó;
detrás va Cleopatra lujuriosa;

mira a Helena, que al tiempo convocó
de la desgracia; a Aquiles esforzado,
que por amor, al cabo, combatió.

Ve a Paris, a Tristán.» Y así ha nombrado
de aquellas almas un millar corrido,
que amor de nuestra vida ha separado.

Una vez que hube a mi doctor oído
nombrar damas y antiguos caballeros,
apiadado, perdí casi el sentido.

Yo comenté: «Poeta, con sinceros
deseos a esos dos hablar quisiera
que parecen al viento tan ligeros».
Gustave Dore


































Y él: «A que estén más próximos espera
y, en nombre del amor que así los guía,
llámalos, que vendrán a nuestra vera».

Francis Holl (1815-1884)

































Cuando el viento ya cerca los traía,
moví la voz: «¡Oh almas afanadas,
venid a hablarnos, si otro no os desvía!»


Giuseppe Frascheri


















Como palomas del deseo llamadas
que, alta el ala y parada, al dulce nido
caer se dejan por amor llevadas,

así salieron del tropel de Dido
y a nuestro lado fueron descendiendo;
tan fuerte el grito amable había sido.
Henri Martin ( 1860 - 1943)



































«¡Oh animal que benévolo estás siendo
al acercarte por el aire adverso
a los que al mundo en sangre iban tiñendo,

si fuese amigo el rey del universo,
por tu paz le podríamos rogar,
ya que te apiada nuestro mal perverso!

Francesco Scaramuzza (1803-1896)











Todo cuanto queráis oír o hablar
por nosotros será hablado y oído
mientras el viento aún quiera callar.

Tiene asiento la tierra en que he nacido
sobre la costa a la que el Po desciende
a buscar paz allí con su partido.

Amor, que en nobles corazones prende,
a éste obligó a que amase a la persona
que perdí de manera que aún me ofende.

Amor, que a nadie amado amar perdona,
por él infundió en mí placer tan fuerte
que, como ves, ya nunca me abandona.

Amor nos procuró la misma muerte:
Caína al matador está esperando.»
Ambos me respondieron de esta suerte.

George Frederic Watts (1817 - 1904),



















Al oír sus agravios, fui inclinando
el rostro; y el poeta, al verme así,
por fin me preguntó: «¿Qué estás pensando?»

Al responderle comencé: «¡Ay de mí,
cuánto deseo y dulce pensamiento
a estas dolientes almas trajo aquí!»

A ellas después encaminé mi acento
y comencé: «Francesca, tus torturas
me hacen llorar con triste sentimiento.

Mas di: en el tiempo aquel de las venturas
¿cómo y por qué te concedió el amor
conocer las pasiones aún oscuras?»

Y ella me dijo: «No hay dolor mayor
que recordar el tiempo de la dicha
en desgracia; y lo sabe tu doctor.
Pierre-Claude-François Delorme (1783-1859)
















Pero si de este amor y esta desdicha
conocer quieres la raíz primera,
con palabras y llanto será dicha.

Cómo el amor a Lanzarote hiriera,
por deleite, leíamos un día:
soledad sin sospechas la nuestra era.

Palidecimos, y nos suspendía
nuestra lectura, a veces, la mirada;
y un pasaje, por fin nos vencería.













Al leer que la risa deseada
besada fue por el fogoso amante,
éste, de quien jamás seré apartada,



















la boca me besó todo anhelante.
Galeoto fue el libro y quien lo hiciera:
no leímos ya más desde ese instante».






























Gaetano Previati ( 1852 - 1920)















Mientras un alma hablaba, la otra era
presa del llanto; entonces apiadado,
lo mismo me sentí que si muriera;


Ary Scheffer (1795- 1858)























y caí como cuerpo inanimado.


Traducción de Ángel Crespo, Seix Barral: Barcelona,1973-1977


Notas del traductor-

v. 2. Dada la forma de cono invertido o de embudo del infierno, cada círculo era más estrecho y ceñía menos espacio que el anterior.

v. 4. Minos, rey mitológico de Creta, hijo de Zeus y de Europa, fue famoso por su sabiduría y por su recta administración de justicia. En cuanto perteneciente a la mitología, Dante le hace figurar como demonio revistiéndole de características terroríficas, e incluso grotescas, en contraste con lo que hace al referirse a los Centauros y a otras figuras míticas. Aparece en Eneida VI. 432-433 juzgando a las almas pero sin caracteres grotescos.

v. 34. Se puede interpretar, de acuerdo con otros pasajes del Infierno, que la «ruina» es uno de los desprendimientos de rocas causados por el terremoto que se produjo al descender Cristo a los infiernos.

v. 56. Es decir, para evitar que fuese criticada su desordenada conducta, consideró legales las formas de erotismo tenidas antes por ilícitas.


v. 60. Semíramis fue reina de Babilonia.

v. 62. Se trata de Dido, esposa de Siqueo, quien por amor a Eneas, según refiere Virgilio en la Eneida, se suicidó y traicionó así las cenizas de su esposo.

v. 66. Aquiles, que tantas veces había luchado movido por otras pasiones, se enamoró de Polisena, hija de Príamo, y fue muerto en combate por Paris, hermano de aquélla.

v. 99. Esta tierra es Rávena, más cercana en aquellos tiempos que ahora a la costa del Adriático. Su partido son sus afluentes, que hallan la paz, como el río principal, al desembocar en el mar.

v. 107. Caína es una de las secciones del Círculo noveno, y más profundo, del infierno (v. XXXII).

v. 116. Francesca era pariente del amigo de Dante Guido da Polenta, de Rímini. Se casó con Gianciotto Malatesta y se enamoró de su cuñado Paolo, que es el alma que figura a su lado en este pasaje. Ambos fueron sorprendidos por Gianciotto, quien les quitó la vida al instante.

v. 127. Lanzarote, amante de la reina Ginebra, era uno de los caballeros de la Tabla Redonda.
Su nombre caballeresco era Lanzarote del Lago y sus historias fueron my leídas y estimadas en la época de Dante. Otra referencia a estas historias se halla en Par. XVI. 14-15.

v. 137. Galeoto fue quien, en el libro Lanzarote del Lago, estimuló a Lanzarote y a Ginebra a que se revelasen su amor. La lástima que Dante siente ante la condenación de Paolo y Francesca no debe interpretarse como disconformidad con el juicio divino, según han querido ciertos comentaristas. La cuestión es demasiado compleja para discutirla en poco espacio, o quizá relativamente sencilla si se piensa en los lazos de amistad que unían al poeta con la familia de Francesca.