LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

SANTO DE PALO (de Pedro Salinas)




¿Quién escogió aquel árbol, de entre todos?
¿Qué mirada, en silencio, dijo: ¡Ése!
¿Qué hacha le libró de la conforme
servidumbre selvática,
de la insensible pena de ser bosque?

Ahora a sus pies
arden las llamas, llamas menudas día y noche;
por cada llama alguien quiere una cosa.
de aquellos mismos campos donde estuvo,
vienen
sus hermanos menores, exquisitas
criaturas, las flores; se le apiñan
allí junto, en los búcaros.
Un hálito que brota de sus cálices,
un frescor que traducen de los cielos,
le dicen delicada-
mente que abril ya llueve.
“Nosotros, pecadores,
sí, por nosotros reza, pecadores”
Trascendida madera,
si ahora le devolvieran a su suelo,
allí entre sus hermanos arraigados,
que empiezan a echar hoja,
a él, sin raíces, y su tronco,
de oro, todo y colores,
de humanidad, su tronco disfrazado,
sus familiares de antes, vegetales,
con voces de extrañeza le hablarían.

"¿Quién eres tú? ¿Dónde tus ramas, dónde
las hojas que solías?
¿No sientes ya que el viento te hace música?
¿De dónde te sacaron la mirada
y su tristeza? ¿Dónde están tus nidos?
¿Los pájaros, te quieren?
¿Vienen en ti a vivirse, todavía?"
"Nosotros, pecadores,
sí, por nosotros reza, pecadores."

"Soy santo. Mis raíces
son la vida y la muerte de un hombre de hace siglos.
Soy su carne, sin carne.
Ni mi cuerpo ni el suyo
de pecado supieron; así, iguales.
Mi cielo no es el vuestro, está más alto.
Hombres, mujeres, vienen, se me hinojan,
hablan bajo; yo entiendo y no los oigo.
Alzan a mí miradas tan profundas
que las siento con algo que no es mío,
que no es vuestro, es de él.
Separado nos han, hermanos vegetales,
ya de tanto rezarme, ya de tanto
quererme. Vuestro hermano aún soy en las entrañas
sordas de la materia primitiva.
De vosotros me siento
cuando el calor de agosto, entre mis fibras
me chasca la pintura. Pero alguien
entre vetas y nudos,
como los vuestros, que en ceniza acaban,
me ha encendido,
arder que no termina, luz de inmortalidad:
me ha puesto un alma.
Susurros suplicantes
allí, a mis pies, el aire de los rezos,
ese es mi viento.
Y las almas, ahora, son mis pájaros".