en apacible coloquio.
Sumidos en profunda meditación,
los tres ángeles
inclinan con suavidad la cabeza.
Unidos por la dulce luz espiritual,
se muestran serenos, quizás algo tristes.
Quizá algo tristes,
ante La Trinidad, inclinamos
la cabeza confundidos, perdidos
en este laberinto de colores estridentes
y sospechosos ruidos. Peregrinos.
Hacia el sueño, hacia todo lo que duerme,
nos encontramos en el centro
de un pensamiento universal.
Hermanos de las esquinas,
aspiramos al canto.
Del poemario "Códigos del instante", Ediciones Edelphus, 2009.
Cuadro: "La trinidad", de Andrei Rubliov.