LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

LAS ORÉADES, POR BOUGUEREAU -1902 - (de Guillermo Carnero)

Les Oréades, 1902
William-Adolphe Bouguereau











































Ellas rigen las fuentes y los ríos
haciéndolos pender de su cabello,
que al enlazarse en luz define y riza
la clave de los secretos de la tierra.

En sus ojos azules se reflejan los vientos
y flotan la tempestad y la bonanza;
al entornar los párpados designan a la lluvia
para encender el rojo, el corre, el verde.

La curva de su pecho y sus tibias caderas,
sus muslos, ramillete color de leche y rosa,
diseñan el perfil de monte y valle
mientras cantan su elogio las devotas abejas.

La mirada del viejo pintor no es de este mundo:
se acuerda de un jardín donde frágiles pájaros
desenlazaban las cintas del escote
de pastoras dormidas entre encajes y blondas

y reían muchachas agitando las piernas
en el vaivén dorado del columpio,
húmedas de rubor las cándidas mejillas,
perdiendo al mismo tiempo la virtud y el sombrero,

o quizá lo inventó, pues no sabía
pacer la realidad con mansedumbre;
pero se siente herido y desterrado
de un reino que no es, y sabe que allí estuvo.

La fatiga adormece la tensión de los ojos
que antes llegaban, jóvenes, hasta el mismo horizonte.
Hoy su trazado daña: es un cerco confuso
para una realidad que el cuerpo no apetece.

Sólo un rayo de luz en el salón cerrado
cae desde la cúpula, y a su paso se inflama
el rumor de los átomos del aire,
ruta impasible de mayor certeza

hasta el laúd callado, vecino de la flauta,
juntos en la indolencia de un sudario de polvo,
hasta el reloj abierto como cáliz que admite
la moneda de Sol con que comprar la vida.

Sobre el cerco de oro se adormece la sombra,
se cierne la amenaza de la noche
y birlla el cuerpo joven de una mujer desnuda
danzando entre el latir de las saetas.

Los libros, el sextante y el compás sobre el mapa,
los astrolabios de latón lustroso,
no son más que trofeos de la muerte:
ella es la ruta del conocimiento,

diálogo en ardor de inteligencia
que pierde sus aristas de delirio metálico
y recibe la idea en la voz de la carne,
leída enel reposo de un encendido espejo

extático en el giro de los pies diminutos,
el ondular aéreo de las manos de niña,
el milagro de sangre y curvatura,
ecuación trasparente del don de la belleza.

No puede poseerse un cuepo hermoso;
sí penetrar en él, y ver huido
su acorde de calor y geometría
por entre la caricia y el abrazo.

Pensarlo en su belleza es el mismo ejercicio,
en la pasión inmóvil que reúne
el arte y la ternura del pincel
en la mano aún capaz, a los ochenta años,
cercana y deseosa de la muerte,
de pintar el amor, en él vencida.



(del poemario "Verano inglés" Ed: Tusquets)