LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS -Hieronymus Bosch- (de José Pérez Olivares)






























Camino del Gólgota va el Hijo del Hombre.
Avanza rodeado por la plebe
que no hace otra cosa que blasfemar,
que no puede hacer algo mejor que gritar anatemas.
Bosch ha pintado a Cristo cabizbajo,
los ojos cerrados en medio del sufrimiento.
Su cara está en el mismo centro del cuadro
rodeada de otras más hostiles,
expresiones desmesuradas por el odio
y el goce de ver el sufrimiento ajeno.
Bocas abiertas y desdentadas,
gestos llenos de crueldad
donde arde, implacable, la llama del horror.
Dónde estará el rostro serenísimo de María.
En qué lugar el de Verónica y Simón.
En alguna parte
debe vagar la mirada febril de Barrabás
y la desconsolada de José de Arimatea.
El mundo está aquí,
rodeándolo a Él.
Acabo de hallar mi rostro pintado: es el que está de perfil,
en el extremo superior, a la izquierda del rostro de Jesús.
Mis ojos están fijos en un punto distante del cuadro.
En mi rostro se refleja una mueca de odio y de dolor,
un brillo entre humano y salvaje.
Rodeando al Maestro están mis hijos:
uno ríe y otro llora.
Uno calla y otro vocifera.
Por más que busco
no puedo hallar el rostro de mi madre.
Lenta como es a su edad, quizás demore
en llegar al Monte de los Olivos.
Tengo la certeza
de que en cualquier instante aparecerá
asustado entre la muchedumbre.
Ese anciano que gesticula es mi padre.
Discute la forma en que debiéramos
crucificar a Cristo.
Quizás hasta se brinde para poner el primer clavo
en su cuerpo.
Ojo, boca, saliva, semen, sangre, pus, deseos,
piel, palabras, eso somos.
Y en el centro,
en el inalcanzable centro,
en su punto irradiante,
Bosch ha situado la Belleza, la Piedad y el Amor.
Así sea.