La luz fugitiva observa en la distancia
cómo el mórbido tiempo languidece
al compás interminable de la nostalgia.
El tiempo es una luz en la memoria.
Líquido escapándose entre nebulosas
persistentes, flácidas, eternas.
Somos lo que fue, lo que quedó de nosotros
en el tiempo inabarcable del pasado.
Reminiscencias de brazos caducados.
Hoy es un siempre todavía extenuado
resbalando fatigosamente hacia el abismo
insondable del destino final.
En este inacabable tiempo líquido
para ser, para permanecer, para perdurar
tan solo nos quedará:
la persistencia de la memoria.
La persistencia de la memoria Salvador Dalí |