Melancolía, 1514 Frankfurt am Main,Städel Museum Albert Durero |
¿Para qué proseguir con el trabajo
de Babel si hay señales en el cielo
de que llega el reinado de Saturno?
Sierra, garlopa, regla, esfera, clavos,
martillo que ha tallado un poliedro
se ofrecen de alimento a las raíces,
que no van a tardar como tampoco
el compás en caerse de tus manos.
Porque el reloj de arena y la campana
no pueden recordarte los horarios
del afán, te ha surgido esas dos alas
y alguien ha coranado tu cabeza.
Dieciséis, tres, dos trece;
cinco, diez, once, ocho;
nueve, seis siete, doce;
cuatro, quince, catorce, uno. Es la suma
-en diagonal incluso- en cada hilera
treinta y cuatro. ¡Que sea...! Que se afane
cupido en apuntar cuentas y dardos
sobre la piedra del molino inmóvil.
Ya no quieren saber nada tus ojos
de la llaves del Número, que penden
muertas de tu cintura. Ya se apaga
el crisol. Tu mirada se ha asomado
más allá de la bóveda celeste
y espera que descienda de los astros
la abolición de toda Geometría.