LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

AL CUADRO Y RETRATO DE SU MAJESTAD QUE HIZO PEDRO PABLO DE RUBENS, PINTOR EXCELENTÍSIMO (de Lope de Vega)


Copia de la obra perdida de Rubens según Velázquez, Retrato alegórico de Felipe IV, h. 1645. Florencia, Uffizi




 
Durmiendo estaba, si dormir podía,
el instrumento del poder divino;
Naturaleza hermosa
a sombra de su misma fantasía,
la nieve celestial bañada en rosa,
cansada de pintar; la generosa
tabla sobre la hierba,
que las reliquias del pincel reserva;
confusas las colores,
como suele entre varios resplandores
al ocaso del sol mirarse el cielo,
sin arte el puro velo,
vestido de topacios y jacintos,
cuanto varios y hermosos indistintos,
descansaban ociosos 
los pinceles, que duermen pocas veces,
de dar habitadores vagarosos
en ciudades de nubes a los vientos,
y ejércitos de flores y de peces
a los dos abrazados elementos;
aunque viendo en las puntas las colores,
las limpiaban solícitas las flores,
quedando de tocar a los pinceles
en púrpura teñidos los claveles; 
la maravilla en oro,
en blanco esmalte con mayor decoro 
los átomos de nieve, los jazmines,
y el breve y casto honor de los jardines,
desde que nace cana
la azucena en cristal, la rosa en grana,
cuando el flamenco ilustre,
de Italia envidia y de su patria lustre;
cuando el nuevo Ticiano,
si no mejor pincel y diestra mano,
porque vive y le vemos
-que los ingenios en su ciencia extremos
no tienen para ver la eterna Fama
y del laurel la victoriosa rama,
sin envidia crecida, 
mayor contrario que su propia vida-;
cuando Rubens, con paz de los pintores,
cubierto de las flores
que la selva discípula imitaba,
mientras Naturaleza descansaba,
aunque su eterno autor, siempre despierto, 
los pinceles le hurtó; si bien es cierto
que si se los pidiera se los diera
para que su poder sustituyera.
Las aves, que entretanto
cómplices fueron, suspendiendo el canto;
las fuentes que la plata detuvieron,
unas cantaron y otras se rieron
del hurto generoso;
la Envidia solo en sátiro celoso
convertida intentaba
que el agua, que en las piedras se quejaba,
y el viento, que en los árboles hería, 
hiciesen una bárbara armonía
porque Naturaleza despertase
y el hurto de las manos le quitase.
Mas ya el varón ilustre sobre el lino
diseñaba el retrato del divino
Felipe, y las colores aplicaba
cuando naturaleza despertaba,
y no hallando pinceles ni colores,
examinó las flores.
Ellas, como culpadas,
porque de ellas estaban matizadas,
dijeron que fieles
limpiaron solamente los pinceles
para estar más hermosas. 
Naturaleza entonces a las rosas
dijo que por castigo les daría
belleza que durase sólo un día.
Más informada de la Envidia fiera
que Rubens de imitarla con deseo,
era de sus pinceles Prometeo,
dejando la segunda Primavera,
buscarla intenta por diversas vías;
pero como tardase doce días,
cuando en la sala entró donde pintaba,
halló que el cuadro, que acabado estaba,
representaba una famosa historia,
de Felipe blasón, de Rubens gloria.
En un caballo le miró tan vivo,
tan fuerte, tan fogoso, tan altivo,
que al tiempo que las manos levantaba
por no romper el lienzo no bufaba.
Estaba el joven dulcemente bravo
con el fuerte bastón poniendo un clavo
a la rueda veloz de la Fortuna,
con que ya no podrá temer ninguna.
Y como suele sol por alto monte
del Pegaso Belerofonte,
en su mismo esplendor amanecía,
el antípoda adusto le seguía
con la fuerte celada a largo paso,
que a la espalda del sol sirvió de ocaso,
la obligación católica delante
del Jupiter de España semejante
a Carlos, su divino bisabuelo,
rayos nacidos en el mismo cielo;
a un monstruo hersiarca disparaba,
que de las propias nubes se formaba.
La Fe sobre los hombros le ponía
el peso, que contento recibía
de dos alados niños ayudado,
que alivian a los reyes el cuidado.
Viendo Naturaleza el gran portento,
la majestad del cuadro, el fundamento,
el arte y la moral filosofía,
y a Felipe, que casi hablar quería,
dijo: "Por mucho estudio que pusiera,
no es posible que yo mejor le hiciera;
Felipe es Alejandro, tenga Apeles,
que yo doy por bien hurtados mis pinceles".