LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

LAS MUSAS INQUIETANTES (de Sylvia Plath)


Las musas inquietantes
(Giorgio de Chirico)


Madre, ¿a qué antipática, grosera
o rara tía o prima te olvidaste
invitar a mi bautizo, de modo
que enviara a estas damas en vez suya
con cabezas cual huevos, que asintieron
y asintieron al fondo y a la izquierda
y a la cabezera de mi cuna?

Madre, que me inventabas historietas
del oso Patasnegras, oso heroíco,
oh Madre, cuyas brujas siempre, siempre
acaban en pasteles de jengibre,
¿quién llamó a estas damas?
¿Las expulsaste de mi lado
cuando, de noche y a mi cabecera,
asentían sin voz sus testas calvas?

Cuando en el viento las doce ventanas
crujían del despacho de mi padre
como burbujas que revientan, tú
nos dabas a mi hermano y a mí pastas
y nos llevabas luego al coro “Thor
está enfadado ¡pum pum pum!, Thor
está enfadado, ¡pues nos da lo mismo!”
Pero esas damas rompían los cristales.

Cuando bailaban de puntillas todas
las alumnas lucientes cual luciérnagas
cantando la canción de la falena
ni un pie siquiera levantar podía
yo, dentro del ropón, torpona, aparte
echábanme a la sombra aquellas feas
madrinas, tú llorabas y llorabas:
venía la sombra e íbanse las luces.

Madre, me hiciste aprender el piano
y elogiabas mis trémoles, mis trinos,
aunque el maestro hallaba que mis dedos
eran de madera a pesar de las claves
y las horas de práctica, mi oído,
sordo a toda armonía, se volvía
inenseñable. Aprendí en otros sitios,
de musas que tú, Madre, no sabías.

Desperté una mañana y te vi, madre
flotando sobre mí en el aire azul
sobre un globo tan verde que lucía
con un millón de pájaros y flores,
nunca, nunca jamás vistos por nadie.
Pero el pequeño planeta alejóse
como burbuja y tú gritabas:¡ven!
Y yo, rodeada de mis compañeros.

Ahora noche, ahora día, y en el fondo
junto a la cabecera, me vigilan
con sus batas de piedra, inexpresivas
como cuando nací, sus sombras largas
al sol que nunca sale ni se pone.
Y éste es el reino en que me naciste,
Madre, Madre, mas no te lo reprocho,
ni haré traición a los que me acompañan.