LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

REBELIÓN DE ARTISTAS NEOCLÁSICOS (de Luis Antonio de Villena)



Jeunes filles au bord de la mer - Pierre Puvis de Chavannes - Musée d'Orsay


Ya mayor, el profesor Sendón estudiaba 
- encerrado en un despacho del Museo - 
ese liezo silencioso de Puvis de Chavannes 
con tres muchachas claras y un mar quieto... 
El profesor - sólo un foco sobre el cuadro - 
se quedó dormido. En una mesa adjunta 
su cuaderno de notas - entre croquis - decía: 
¿Quién podría saber mirar de espaldas? 

                            * * *

Tres horas después - lo dijo el reloj - 
Gustavo Sendón abrió mucho los ojos 
y vió como salía, muy despacio, del cuadro 
la más cercana chica, la que está recostada, 
y mira al espectador con raro tedio 
o frágil sensación de la melancolía...
Desnuda y abundantísima melena roja, 
con una gran tela blanca (modelo de academia) 
enroscada a las piernas fuertes y carne suave, 
hizo la doncella al profesor un gesto, 
en señal de acogida o de paz profunda, 
y sentándose en la mesa, le habló, sin ruido. 

                             * * *


Amigo, qué seco estás de corazón, qué cansado... 
Nada. ¡Alma, bendito dios de la palabras blancas! 
El territorio suyo no coincidirá con el país 
de la ley, ni la gente toda con el vuelo del ibis... 
Estás - lo sé - a punto de borrar tus líneas. 
Has tejido tanto las fibras que el tapiz 
- lo comprendo - ha perdido, en grumos, la figura. 
¡Hablaste en exceso de los gandes moribundos, 
y miras tú mismo ilustre la agonía! 
Amigo: El miedo va a librarte muy pronto del miedo...
Y aunque tu enorme túmulo complejo de razones 
aún no se acerque al recinto verdadero 
- porque el recinto es un vieje, lejano y largo - 
debes saber que al perdonarte te perdonan 
y al gozarte, gozan. Y en la abundancia cordial 
abundan en ti todos. Y aunque no lo creas, 
ni viendo este sol sin sol y esta playa 
sin ruido ni viento, lúcida de muchas caracolas, 
debes saber que instante es ese, ese 
que tan efímero parece devorar su mismo cuerpo...
¡Ah, si un Ángel de la Eternidad pudiese verte!  

                               * * *

Yo - me dijo el prefeso Sendón, 
mostrándome la reporducción del Puvis - 
he vivido y vivo en un borde de muerte. 
Agonizante, quizá por eso (como a pobres orates) 
acaso por la ruina de mi sensibilidad, 
aquella mujer - lo que fuese - lo habló. 
De espaldas no venos las monedas. 
Pero, fíjese, sí es posible escuchar su sonido...