Peregrinación a la isla de Citera , 1717 Watteau |
¡Manón, la de ebúrnea frente,
la de cabello empolvado
y vestidura crujiente,
tus ojos me han cautivado!
Eco de mi amor ardiente,
el clavicordio ha cantado
la serenata doliente
y el rondel enamorado...
¡Ven! ¡El Amor que aletea
lanza su flecha dorada,
y en el mar que azul ondea
surge ya la empavesada
galera flordelisada
que conduce a Citerea!