Retrato de un caballero. El Greco |
A Jesús Martí: Gran español, pintor excelente de espíritu elegante.
Pinta sin prisas ni descanso. Trabaja y espera. Le gustaría
-a mí también- que sus cuadros estuviesen un día bajo la luz
milagrosa de España. Es, además, un hombre ejemplar y un amigo
heroico que en los días de desamparo sabe ayudar y consolar.
¿Quién es este hombre?
¿Cómo llegó a Toledo?
¿Por qué lo pintó Domenico Teotocópuli?
¿Cómo se llamaba?...
El Greco no supo nunca cómo se llamaba...
y después de pintarle
no volvió a verlo jamás.
No está en el "Entierro".
En el "Entierro",
donde hay tantos amigos
y conocidos de El Greco...
donde hay tantas nobles cabezas españolas...
no está la suya.
La he buscado... y no está.
Y en la historia de la pintura española
no hay nada parecido...
ni en la historia de la pintura del mundo.
¿Quién era?
A mí me parece hermano carnal de San Juan de la Cruz...
Pero... ¡no es esto!
Esto lo he dicho por buscarle un gran elogio.
No se parece físicamente a San Juan.
Ni a ningún místico.
Y no tiene cara de asceta...
No es un asceta tampoco.
¿Quién era?
La cabeza más noble,
más serena,
más iluminada,
más ungida de "gracia" y santidad
que nos ha legado la gran pintura española...
¡no sabemos cómo se llama!
¿Quién ha visto una cabeza como ésta?
Ningún pintor, ningún imaginero español
ha hecho jamás algo parecido.
Además... ¿qué es lo que puso aquí El Greco...
y qué es lo que tenía el modelo?
El pintor ¿no hizo más que copiar?...
¿Nada más que copiar?
¿Quién era ese hombre?
Azorín dice de él no sé qué cosas
y le afilia con cierta novela picaresca.
Azorín es un "pequeño filósofo humorista",
a quien yo quiero -pero no es eso.
Lo que él dice no es nada...
No es eso... no es eso...
Es otra cosa...
lo que yo quiero decir es otra cosa.
Porque lo que ocurre aquí
es algo incomprensible...
algo sobrenatural.
Este hombre...
este español del siglo XVI
no sabemos quién es...
no tiene fe de bautismo,
-Don Quijote tampoco tenía fe de bautismo,
nació en un pueblo
que no quiso decirmos Cervantes
cuál era
y no sabemos ni en la iglesia
ni en la pila que le bautizaron...
España está llena
de Grandes Hospicianos...
¡Oh, estos hombres anónimos
desconocidos en su patria!...
¡España... tierra de grandes pergaminos y de ilustres hospicianos!
¡Oh aquella España...
aquella tierra...
donde el hombre de la calle,
al average spaniard
podía ser un Santo!
¿Qué tierra era aquella
en que los Santos
no tenían nombre
y han llegado hasta nosotros
como anónimos hospicianos?
No estoy hablando de este retrato
por sus cualidades pictóricas.
A mí no me importa mucho cómo está pintado...
Allá los pintores con su oficio.
Lo que quiro decir es esto:
que este retrato es... un milagro.
Aquí está pintada,
escuetamente,
una sustancia española,
algo que hubo una vez en "aquella tierra"
y que nunca se ha vuelto a producir.
¿De qué estaba hecha "aquella sustancia"?
¿Cómo vino a la historia?
¿Por dónde llegó?
¿Y cómo se ha ido?
¿Cómo se perdió?
¿Dónde está ahora?
EL RETRATO
Aquí no hay retórica,
el pecho limpio,
casi plano...
una mancha negra,
sin adormos no relieves;
no roja cruz de calatravo
no espadín decorativo...
No es un soldado...
Tampoco un gran patricio.
Tal vez no es más que un hidalgüelo acomodado.
Tiene una frente castellana,
rústica,
no plebeya...
Es la frente de un labriego toledano.
La barba gris, cuidada, puntiaguda...
La llevaron así mucnos caballeros de aquel tiempo.
Tal vez entonces no se podría decir que era uan barba señorial.
Era la barba de la época...
La moda española.
Está bien encuadrada por la gola.
Las orejas son grandes
como de murciélago,
como le gustaba pintarlas a Teotocópuli,
y de frente las dos.
La nariz parece judaica.
La boda cerrada
y mediana.
Tal vez no tenía buena dentadura.
Entonces los hidalgos no se cuidaban la boca como ahora...
Y había unas aguas en ciertas comarcas españolas
que derribaban los dientes.
Cervantes dice que los suyos
están poco ajstados y derechos.
Todo el secreto del retrato
está en la curva de las cejas...
en el entrecejo limpio y sereno...
¡En los ojos!... ¡¡indescriptibles!!
¿Qué tienen esos ojos?
¿Adónde miran?
¿Qué están viendo allá lejos?
¿Quién ha mirado nunca así?
Esos ojos han visto a Dios.
Le están viendo...
y le están escuchando.
Estos ojos oyen.
¿Qué están oyendo?
Fray Luis, Salinas... ¿qué música
de esferas luminosas
en lejanos mundos siderales...
están oyendo esos ojos?
Y toda la cabeza está en silencio.
¡Toda llena de luz!
¡Oh, cómo era la luz de Castilla,
aquella luz de España
que hacía crecer los milagros
como las espigas?
Este retrato está pintado en una solo sesión...
de una sola vez...
en una tarde muy clara.
El modelo vino... y desapareció.
¿De dónde vino?
El Greco no volvió a saber nada de él...
y el cuadro lo guardó desdeñoso,
lo dejó tirado en un rincón.
Desde luego el modelo no era amigo suyo
y no supo nunca cómo se llamaba
ni de dónde había venido.
Cuando El Greco hizo un día el inventario de sus cuadros
no supo cómo titularlo
y escribió en el dorso de la tela:
Retrato de un desconocido.
Y este desconocido era nada menos que
LA GRAN ESPAÑA
Tan desconocida hoy
como esta cabeza anónima
que no sabe nadie en el mundo
cómo se llama.
Esta caballero
no tiene cédula de bautismo.
Nadie le conoce...
es un hospiciano.
No tiene más documento
para identificarse que
este retrato.
El cual es demasiado grande
para un pasaporte.
Además
¿a dónde iba a ir ahora?
¿Dónde pudede ir este hombre?
¡A España?
Allí tampoco le conocen.
Está en el Museo del Prado...
pero en España...
¡nadie le conoce!
(del poemario "Oh, este viejo y roto violín,
incluido en "Poesías Completas"de León Felipe. Ed: Visor)