VENUS DEL ESPEJO (Velázquez) |
Pensemos en la muerte enamorada
La muerte que es la espalda de la vida
O su pecho quizás, ida o venida,
Que hasta abrazarla no sabremos nada.
Creemos que la vida es nuestra amada,
Que la besamos en la frente ardida
Y que detrás hay una nuca hundida
Que acaricia la mano trastornada.
Y vivimos tal vez frente a un desnudo,
Una espalda hermosísima o escudo:
La Venus del espejo de la muerte.
Más allá, al fondo, sus dos ojos brillan
De malicia o de amor, nos acribillan.
Oh Venus, ven, que quiero poseerte.