Perseo liberando a Andrómeda (Piero di Cosimo) |
Todo está ahí. La víctima cavila
Sus amigos adoptan la actitud
Apropiada para el desastre,
El socorrista encantador desenvaina su espada,
Mientras desde el esbelto e impasible fiordo
Irrumpe, terrorífico, denso y aburrido,
El monstruo de costumbre.
Cuando las esperanzas más garantizadas se
venden poco,
La virtud se devalúa, y el oscuro
Vengador sube,
Sabemos que siempre estarán esos dos
Caminando hacia lo lejos despistados,
Discutiendo seriamente sobre el paisaje
O los precios del ganado cebado.
Por ambos lados la crisis muestra
Sus gestos y rarezas humanas. Ésos
No son esenciales.
Mira más bien a la Bestia desmañada,
El hombre-nube viene a darle un golpe mortal,
Armado con una espada y una cabeza de
Gorgona-
Las credenciales de la magia.
Blanca en las rocas, Andrómeda.
La madre había presumido demasiado.
El abismo perdió la paciencia.
La pesadilla hizo rechinar sus dientes. El
salvador
Entró en escena. Un golpe ganador. Listo.
Padres y amigos lo rodean para ofrecer
Sus felicitaciones.
Pero cuando los vastos engaños
Caigan sobre ti desde el lago central,
Serás menos afortunado.
No te aconsejo creer que una hábil
Operación terminará con tu dolor
O llegará algún indulto de última hora.
Para ti, difícil.