Entierro de Sta. Serapia Claudio Lorena |
Absorto en el prodigio de las luces,
sus pequeñas figuras nunca estorban
la altura de la piedra y de los árboles,
perdidas en ajenos laberintos.
El esplendor impuesto del contorno
va desde las columnas derribadas
hasta el altar pagano de los mártires,
asistido por luces contrapuestas,
sombra de robles, vuelo de aves tristes.
Por esta aceptación de retos nuevos
desfallece un sentido de abandono
aferrado a la lenta conducción de la sangre.
Nada hay vacío alrededor del cuerpo:
el cielo se defiende con sus nubes
y la tierra con ruinas y alamedas.
El color del estío devalúa
la energía del oro en el paisaje.