Cabeza de Medusa (Uffizi Gallery) Pintura atribuida a Leonardo y actualmente reconicida como una obra de un pintor flamenco del 1600. |
Ahí yace, observando sobre el cielo
de la medianoche, tendida en la nebulosa
cima del monte. Allá abajo tierras distantes
vense temblorosas; su horror y su belleza
son divinos. Sobre párpados y labios parece
yacer cual sombra la hermosura, donde brillan
exaltados y ardientes, luchando en lo hondo,
los tormentos de la angustia y la muerte.
Mas es el horror, no la gracia, lo que torna
en piedra el alma de quien la observa; es ahí
que se graban las facciones de esa cara muerta,
hasta que sus rasgos crecen plenamente
y nada más puede concebir el pensamiento;
lo que da a la contorsión un carácter armónico
y humano es el color melodioso de la belleza
lanzado a las tinieblas y la dolorosa mirada.
De su testa salen, cual de un solo cuerpo,
como [ ] hierba de una acuosa roca,
pelos que son víboras, que se enroscan,
fluyen, se enredan en largas marañas y tejen
con infinitas volutas una radiante malla,
como si se burlaran de la tortura y la muerte
que llevan dentro y serraran el aire sólido
con una multitud de desgreñadas fauces.
Desde una piedra vecina, un ponzoñoso lagarto
espía despreocupado esos ojos de Gorgona;
mientras en el aire un espectral murciélago
sin rumbo, que se había alejado enloquecido
de la caverna que esa luz espantosa hendía,
vuelve apresurado cual polilla que se esfuerza
por alcanzar una vela; el cielo de medianoche brilla
con luz más pavorosa que la oscuridad de la cueva.
Es la fascinación tempestuosa del terror;
en las serpientes centellea una mirada abrasadora
y feroz, encendida por ese inextricable error,
que convierte los angustiantes vapores del aire
en un [ ] espejo que trastoca constante
el terror y la belleza que ahí moran; un semblante
de mujer, con serpentinos rizos, que en la muerte
contempla el firmamento desde esas rocas húmedas.
Versión de Miguel Ángel Montezanti