Abandonamos la mirada
Hacia la inmensidad.
Paisaje de las montañas de Silesia Caspar David Fredrich |
Velados por la niebla
Que, en sus lechos, es sábana y sudario
Ahora que todo es muerte en el invierno
Y que todo se encuentra recogido
En el cauce que espera germinar
Cuando el momento de lo oscuro pase
Y llegue el de la luz, que es salvación.
Ocupa el horizonte
La montaña elevada, majestad
Sobre el espacio que se nos ofrece Y que desciende a lo profundo, donde
Habita lo enterrado que es promesa.
Ante la inmensidad
Nos detenemos.
La muerte de los árboles se muestra
En el desnudo limpio de las ramas
Y acude ante nosotros el despojo,
La corteza terrestre en sus arrugas
Que es materia indefensa
Por nadie poseída sino expuesta
A la desolación de estar ahí siempre
Y ser quietud sin tiempo y sin memoria.
Quisiéramos mirar a los adentros
Y ver nuestros abismos, nuestra sombra,
El momento sin nombre de lo oscuro,
El vértigo, el despojo que nos puebla,
Las arrugas del tiempo en nuestra sangre
Y esa desolación
De estar para la muerte.