Resurrección de Lázaro, 1307-1308. Giotto ( Basílica inferior de la Capilla de la Magdalena. San Francisco de Asís. Asís. Italia) |
El poder de su voz venía del convencimiento
de que él era Él,
y así llegó hasta tu sello de piedra
para ordenar que tus carnes entraran nuevamente
en el tiempo.
Y ahora limpia el atroz perfume de la muerte
en agua clara y fresca: lava tus largas vendas
en la corriente del río
como los pobres desaguan los interminables intestinos de ganado
que guisan y comen,
y luego enróllalas
y guárdalas.
Sé, pues, precavido
porque nadie sabe hasta cuándo durará el terrible
milagro.
Él dijo que te levantaras y no dijo más, ninguna promesa.
Tal vez solo tienes apurados días
para contemplar con tus ojos de carne rediviva
a tus hermanas comiendo pan y mollejas.
Debo decirte, Lázaro,
que aquí en Betania ya no tenemos noticias del Milagroso.
Sin profetas nos sentimos muy solos.
Cuando retornes a tu sepulcro
no volverás a escuchar
su voz impertinente detrás de la piedra.