Jesús de la inquietud y la agonía,
de la sombra y la nube, yo te invoco,
llama en los cuadros del cretense loco,
descoyuntado y sin anatomía.
¡Líbrame de este siglo que porfía
por hacerme de piedra! ¡Soy tan poco
para ser firme! Y cuanto veo y toco
se alarga en un temblor de melodía.
Contigo, sin el orden y el diseño,
en mi carne de aflicto penitente
de lágrima, crepúsculo y ensueño,
se grabará el dolor omnipotente,
como punzante clavo de tu leño,
como sangrienta espina de tu frente
como sangrienta espina de tu frente