fresco animal y adolescente sabio,
con problemas de Euclides en el labio
y tus cascos de potro en la pradera.
Tú galopas el trébol con rocío,
torso desnudo y grupa musculada,
y aguardas, en la tarde, a la yeguada,
cuando atraviesa, con espuma, el río.
¡Oh, quien tuviera, como tú, cintura
donde la rosa carne adolescente
se injerta con el áspero caballo!
¡Tener libres los ojos en la altura,
tranquilo el corazón, limpia la frente,
y abajo el animal, triste y vasallo!
Jardín del Museo del Capitolio
Roma, verano de 1940