1. VERANO
Me condujeron en el sol de julio al Museo del Prado,
Directamente a la sala donde El jardín de las delicias
Me estaba esperando. Para que me sumergiera
En sus aguas y me reconociera a mí mismo.
Se acercaba el final del siglo veinte,
Donde quedaría encerrado como una mosca en el ámbar.
Era viejo, pero mis fosas nasales deseaban nuevos olores.
Y a traves de mis cinco sentidos participé en la tierra,
La de nuestras hermanas y amantes, ellas me dirigían.
¡Qué ligeros son sus pasos! Sus caderas en pantalones, no en largos vestidos,
Pies descalzos en sandalias, no en coturnos,
Sin recogerse el cabello con un broche de carey.
Pero eran las mismas, renovándose bajo el signo de Luna,
En un cortejo que glorifica a Venus.
Sus manos tocaban mis manos y avanzaban elegantes
Como en una incipiente mañana al principio del mundo.
2. BOLA
Tiene lugar en el centro de una bola transparente
En la que Dios Padre, pequeño, con una barba rala
Está sentado con un libro, rodeado de oscuras nubes.
Lee un encantamiento y las cosas son creadas.
Apenas emerge de la tierra y ya nacen la hierba y los árboles.
Nos son ofrecidas verdosas colinas
Y es para nosotros el rayo lanzado desde las abiertas nubes.
¿Quién sostiene la bola en la mano? El hijo, probablemente.
Y en ella está toda la tierra, también el Paraíso y el Infierno.
3. EL PARAÍSO
Bajo mi signo, Cáncer, de un fuente rosada
Manan cuatro chorros, origen de cuatro ríos.
Pero no les tengo confianza. No es el mejor signo,
Como yo mismo he experimentado. Además, aborrecemos
Las bocas de los cangrejos moviéndose, los calizos
Cementerios del océano. ¿Es así pues
La fuente de la vida? Dentada, afilada,
Con su ilusiorio color inocente. Debajo de ella,
Donde está posado un pájaro, trampas de vidrio con liga.
Un elefante blanco, una jirafa blanca, un unicornio blanco,
Negras criaturas de los estanques; un león desgarra a un ciervo,
Un gato tiene un ratón en la boca. Una salamandra de tres cabezas,
un ibis de tres cabezas, qué significan, no se sabe.
O un perro de dos pies. Quizás sea un mal augurio.
Adán está sentado, estupefacto. Sus pies
Tocan las piernas de Cristo, que ha traído a Eva
Acompañándola con su mano izquierda, y levanta dos dedos
De la derecha como si estuviese enseñando. Eva baja los ojos.
¿Quién es y quién será la amada del Cántico
De los Cánticos? ¿La Sabiduría-Sofía,
La Seductora, la Madre, la Ecclesia?
¿Así, él creó a la que le dará a luz?
¿Cómo fue pues que adoptó su forma humana
Antes de que empezaran los años y los siglos?
¿Es así que, humano, existía ya antes del inicio?
Y creó el Paraíso, aunque incompleto,
Para que ella, la misteriosa, cogiera la manzana,
Mientras Adán la mira, sin entender nada.
Soy ellos dos, duplicado. He comido del árbol
Del conocimiento. Fui expulsado por la espada del arcángel.
Por la noche notaba su pulso. Su inmortalidad.
Y desde entonces buscamos el lugar auténtico.
4. LA TIERRA
A caballo sobre pájaros, sentimos sus suaves plumas en los muslos,
Jilgueros, oropéndolas, alciones,
De nuevo acuciando a los leones, a los unicornios, a los leopardos
Cuyo pelaje roza nuestra desnudez,
Rodeamos la omnipresente agua vivificadora,
Los espejos de los que emergen una cabeza de hombre y de mujer,
O un brazo, o los pechos redondos de una sirena.
Cada día aquí es día de recoger bayas.
Los mordemos fresas silvestres más grandes qeu un hombre,
Nos sumergimos en las cerezas, chorreamos zumo de uvas,
Celebramos el color carmín
O el rojo dorado, como bolas del árbol de Navidad.
Somos muchos en estos jardines, todo un hervidero
Y nos parecemos tanto que hacer el amor
Es dulce e indecente, como jugar al escondite.
Y nos encerramos en coronas de flores
O en irisadas bolas transparentes.
Mientras, el cielo se llena de signos lunares
Y se preparan las alquímicas bodas de los planetas.
5. AÚN LA TIERRA
Incomprensibles son las cosas de esta tierra.
La tentación de las aguas. La tentación de las frutas.
La tentación de los pechos y del largo pelo de una doncella.
En el rosa, en el bermellón, en el color de las lagunas
Como el que tienen sólo los Lagos Verdes en Vilna.
Y la inabarcable multitud pulula, se encuentra
En las hendiduras de la corteza, en el ojo del telescopio,
Desnudos en la común celebración de las bodas,
En el centelleo de los ojos, el dulce baile
En el aire, la tierra, el mar y las cuevas subterráneas,
Para que por un breve instante no exista la muerte
Y el tiempo no se extienda como el hilo de un ovillo lanzado al abismo.
6. INFIERNO
Si no existiera la tierra, ¿existiría el Infierno?
Los instrumentos de tortura en el Infierno son de manufactura humana:
Cuchillos de cocina, tajaderas, barrenos, lavativas,
Como también los instrumentos para hacer un ruido infernal:
Trombitas, tambores, una zanfoña, un arpa
Con un pobre condenado enredado en su cuerdas.
El hielo de un invierno perpuetuo corta las aguas infernales.
Reuniones, desfiles militares en el hielo
Bajo un resplandor humoso-sangriento de ciudades en llamas.
De las ventanas estalla el fuego, no son chispas sino figuras
Pequeñas y negras las que vuelan antes de caer en el abismo.
Sucios mesones de mesas que cojean.
Mujeres con pañuelos, baratas, por una libra de ternera.
Y una multitud de verdugos ajetreados,
Hábiles, bien entrandos en su arte.
Así pues, se puede inferir que la humanidad existe
Para proveer y poblar el Infierno,
Cuya esencia es perdurar. El resto, es decir, el Cielo,
El abismo, los mundo girando son sólo por un instante.
El tiempo en el Infierno no quiere detenerse. Miedo y aburrimiento
Juntos (es, no obstante, posible). Y nosotros, frívolos,
Siempre persiguiendo y siempre esperanzados,
Con nuestos bailes y vestidos efímeros,
Roguemos para que un día nos salvemos
Del estado permanente.