y pienso en aquel perro solitario
que iba detrás del ataúd de Mozart.
Lo sigo en los compases de este piano
y en los caminos que dibuja el agua
al irse deslizando en los cristales.
Voy, misteriosamente feliz, siguiendo a un perro
hecho a la vez de música y de lluvia.
El entierro del pobre (Vigneron 1789-1872) Nota: Beethoven guardaba entre sus papeles este grabado, por que le recordaba al entierro de Mozart. |