(Mausoleo. Juan de Avalos. Teruel)
Esta mano que apenas si se atreve
a rozar la otra mano, todavía
tiene la misma sangre que tenía,
febril el pulso y la color de nieve.
Mano donde el total silencio bebe
igual que una paloma bebería;
mano donde solloza la alegría,
como la primavera cuando llueve.
Mano a mano, los siglos insaciables,
en dura lid con el amor, golpean
y golpean, terribles soberanos.
Y a pesar de su golpes impacables,
en el nombre de Dios, vengan y vean
el amor en el beso de estas manos.