XII DE SETIEMBRE DE MCCCXXI
Arrancado con un súbito impulso
del cuerpo, alza el espíritu su vuelo.
Salvado el mar, dejando atrás la tierra,
Monumento a Dante Cesare Zocchi Trento, Piazza Dante |
huye veloz hacia el sagrado monte.
ve -o vuelve a ver, según él cree-
la puerta de San Pedro dibujarse,
y dice: "Abridme; mi conciencia abona
mi voluntad, y entre los orgullosos
me toca estar. Pero la estancia mía,
aquí, corta ha de ser. Pasaré pronto
al reino de los bienaventurados,
y allí veré de nuevo formas santas
que ya conozco, y con las que mi canto,
y Dios, de estar me han hecho digno." Una voz, desde lo alto, así responde:
"Dante, fue, y ya no es, lo que tú viste.
Junto con tu visión desvanecióse
aquel mundo que en los humanos himnos
de vuestra Clío resplandece. Sólo
reina, absoluto, Dios sobre los hados,
y Dios pone en tus manos los de Italia.
Vela por ella, tú que eres espíritu,
hasta que alcancen su final los tiempos.
Ve y arroja a los falsos dioses todos
hasta que el verdadero a él te llame
en el que crees paraíso nuevo. "
Así Dante, desde hace cinco siglos,
en el bastión tremendo de los Alpes,
sigue el curso de gentes y de tiempos.
En Trento, por ahora, está asentado,
como si algo esperase que suceda.