Velázquez
Al fondo de esa ciencia trastornada
que no cabe en los ojos,
se insinúa
la sangre de una sangre que acentúa
la frágil claridad
de tanta nada.
La estancia tenue,
el príncipe sentado,
su tristeza como una arboladura
que impone su naufragio
en la pintura
con cascabeles de aire lastimado.
A gritos va la flor del extravío
por ese cuerpo en fuga de la tela
que incuba en su misterio su amenaza:
dibujo exacto del perfil del frío,
linaje atroz
y oscuro que desvela
la herida del bufón
con calabaza.
Diego Velázquez, h. 1637-1639
Museo del Prado, Madrid