La muchacha de la perla Vermeer |
Suplicantes me miran tus ojos
como las olas que en alta mar
preguntan entre espumas por sus islas.
Porque ese beso prohibido que todavía aturde
las vocales de nuestros labios
me ha condenado para siempre
a amarte a distancia y a ti,
a permanecer en dolorosa lejanía.
Antes de iluminar con tu perla
la sombra que te reclama y te castiga
te detienes para mirarme por última vez
pidiéndome que te haga compañía,
como si yo, impedido a este lado del tiempo,
pudiera acompañarte,
como si tú, atrapada en un cuarto
de la vieja ciudad de Delft,
hubieras olvidado por completo
que únicamente existes
para despedirte.
(del poemario " Colección privada" Ed: Visor)