La géante, 1929 René Magritte Colonia, Museum Ludwig |
concebía a diario cachorros monstruosos,
junto a una gran giganta quisiera haber morado,
como al pie de una reina un gato voluptuoso.
Y ver cómo al unísono florecen su alma y cuerpo
y crecen entre juegos libres y pavorosos;
descubrir si una umbría llama alberga su pecho
por las húmedas nieblas que nadan en sus ojos;
recorrer a placer esas formas magníficas;
trepar por la ladera de su inmensa rodilla,
y a veces, en verano, cuando el sol aplastante
le obliga sobre el campo a tenderse cansada,
indolente a la sombra de sus pechos tumbarme,
como aldea apacible al pie de una montaña.